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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Yama y niyama
 

Ecopsicología/Yama y niyama


Yama y niyama

Estos términos se traducen como «esfuerzo y relajación» o «tensión y quietud». Esta etapa incluye la dominación de las principales reglas éticas y psicohigiénicas de la vida de un buscador espiritual.

La primera regla se llama ahimsa, que es el no causar daño. Se trata de la aspiración a no causar, en lo posible, cualquier tipo de daño a ningún ser viviente, ya sea a través de nuestros actos, palabras, pensamientos o emociones.

Esto incluye las reglas de la nutrición éticamente correcta mencionadas anteriormente y, lo que no es menos importante, la exclusión de las emociones groseras, conectadas con malos pensamientos y a menudo acompañadas con palabras y actos groseros.

Nosotros cometemos errores éticos, incluyendo crímenes, como resultado del desconocimiento, de la ignorancia, de la incomprensión de la estructura del Absoluto y de nuestros papeles en Su Existencia o como resultado de permitir surgir en nosotros emociones tales como la maldad, la condenación, los celos, la ofensa, la angustia, la desesperación, el miedo, etc., que son manifestaciones del «yo» individual que «sobresale» defectuosamente.

En el Camino espiritual una de las tareas más importantes es la eliminación del «yo» inferior individual a través de su unión con el «Yo» Superior y Universal del Creador. La realización de esta tarea empieza con la lucha contra las manifestaciones viciosas del propio «yo», más que nada en las reacciones emocionales.

Un método muy importante aquí es el arrepentimiento, que es la contrición sincera por los errores éticos cometidos, acompañada con el análisis mental de aquellas situaciones en las cuales fueron cometidos los errores y con la búsqueda mental de las soluciones correctas que uno debería haber encontrado.

Muchos no entienden qué es el principio de no reprobar. La reprobación es una emoción, una de las formas de la ira, lo que es diferente a un análisis intelectual, un descubrimiento y discusión de los errores ajenos. El análisis es necesario, porque permite aprender a no repetir los errores de los demás. Sin embargo, éste debe ser realizado sin la emoción de ira en cualquiera de sus formas.

Las emociones son los estados de la conciencia que se irradian hacia afuera de los límites del cuerpo y crean un ambiente energético para las personas y para otros seres que se encuentran cerca.

Aquellos que viven en estados emocionales groseros crean ambientes destructivos y patógenos, la comunicación con estas personas puede causar graves impactos energéticos y enfermedades, especialmente en los niños.

En cambio, aquellos que viven en los estados de amor sutil sanean, espiritualizan y ennoblecen todo alrededor de sus cuerpos y sanan con su mera presencia. Y cuanto más fuerte es su amor y la conciencia, más espacio espiritualizan, hasta una escala planetaria.

Un buscador espiritual aprende a controlar totalmente su esfera emocional sólo a través del trabajo con sus chakras y otras estructuras energéticas y después a través de la Unión con la Conciencia Divina. No obstante, ya desde el mismo principio del Camino, esta persona debe empezar a esforzarse por controlar sus emociones.

La segunda regla de yama es sathya: la verdad, la pureza y la veracidad.

Ocurren, sin embargo, casos en los cuales no podemos decir la verdad sin causar daño a alguien. Entonces es mejor callarse o eludir la respuesta, pero no mentir.

Porque, habiendo mentido, nos convertimos en pecadores ante Dios y en rehenes de nuestra mentira ante las personas. Y luego tendremos que temer que nos descubran y vivir en la angustia en vez del estado de tranquilidad estable y pura.

La tercera regla asteya implica renunciar al deseo de poseer las cosas ajenas. ¡Debemos aspirar totalmente al conocimiento de Dios! La tendencia a poseer cosas materiales, peor las ajenas, es la perversión completa de la verdadera orientación de la conciencia, perversión que además causa daño a otras personas.

La cuarta regla aparigraha consiste en tratar de ser libre de las cosas innecesarias que solamente distraen la atención de lo principal: de la aspiración a alcanzar la Unión con el Creador.

La quinta regla Brahmacharya significa «seguir el camino del Brahman (o del Espíritu Santo)». Esto implica renunciar a los propios deseos terrenales (salvo aquellos que están destinados a la satisfacción de las necesidades básicas del cuerpo) y dirigir la atención a Dios, a la búsqueda de Él con la mente y luego con la conciencia desarrollada.

Además, esta regla implica renunciar sinceramente a la búsqueda de la gloria terrenal y de los honores, a la acumulación de cosas que serán inútiles en el mundo del Brahman y al embellecimiento del propio cuerpo.

Algunas personas interpretan Brahmacharya sólo como el celibato (la continencia sexual). Pero tal interpretación es muy limitada. Además, si uno tiene una actitud espiritual hacia el sexo, el celibato no es necesario. Al contrario, puede provocar la prostatitis en los varones y el «marchitamiento» energético de las mujeres, así como el «endurecimiento» de las conciencias de ambos sexos. El celibato no contribuye de ningún modo al progreso en el Camino espiritual. En realidad, lo importante no es renunciar al sexo, sino renunciar a apasionarse demasiado por éste y a tener relaciones sexuales con compañeros inadecuados.

La sexta regla shaucha implica mantener la pureza del cuerpo. Lo importante en este caso es lavar diariamente, en lo posible, el cuerpo entero con jabón y agua tibia o caliente. Esto limpia la piel de los depósitos de las sales sudoríparas que entorpecen el funcionamiento normal del organismo entero. ¡Acordémonos de las sensaciones que surgen después de lavar bien el cuerpo que no fue lavado por mucho tiempo! El mismo estado agradable podemos y debemos crear cada día al lavarnos en la mañana.

Shaucha también incluye el cepillado de los dientes y otras prácticas higiénicas.

Además, existen técnicas curativas especiales de shaucha, tales como el lavado de la nariz y de la nasofaringe con agua salada. No hay por qué hacerlo regularmente. Sin embargo, estas maravillosas técnicas ayudan a deshacerse de la congestión nasal crónica a aquellos que la tienen.

La séptima regla es mitahara: la nutrición limpia. De esto ya hemos hablado en detalle anteriormente. Aquí sólo menciono que los alimentos deben ser consumidos en condiciones emocionalmente favorables y no en un ambiente de conversaciones conflictivas y de disputas encarnizadas ni tampoco en presencia de personas malas e irritadas.

Para armonizar su estado interior, los principiantes pueden meditar antes de comer.

Por ejemplo, pueden usar una excelente oración-meditación ortodoxa «El Rey Celestial».*

La octava regla santosha implica que el practicante debe mantener constantemente un estado emocional positivo. Si sentimos la presencia del Señor y dedicamos a Él la vida entera, si no tenemos intereses personales en los asuntos, si sabemos que Él nos está observando permanentemente, nos guía, nos enseña, nos crea las dificultades educativas y Él Mismo nos ayuda a encontrar las soluciones correctas para los problemas, ¿por qué no vivir en permanente alegría?

«Tú haces tu trabajo, Yo controlo los acontecimientos», así Dios enseñaba en cierto tiempo al autor de este libro [9].

La novena regla svadhyana incluye las reflexiones filosóficas, las conversaciones y las lecturas que contribuyen a la comprensión completa del significado de la vida y del Camino hacia la Perfección.

«Dirige tu mente hacia Mí», así definió Krishna los primeros pasos de una persona en el Camino hacia Dios [10, 18].

La décima regla es tapas: la práctica de cualquier autorrestricción y autocoacción para vencer los propios defectos. Entre otras cosas, tapas enseña a vivir según la disciplina espiritual, según el principio «¡Hay que!» en vez de «¡Yo quiero!».

La undécima regla Ishvarapranithana implica la sensación de que todo lo existente está penetrado por la Conciencia Divina (Ishvara) y de que Ella está permanentemente fuera y dentro de mi cuerpo y de todos los cuerpos, así como fuera y dentro de las cosas. Además, esta regla implica que debemos percibir a esta Conciencia como Maestra y Testigo de todo lo que hacemos y de todo lo que sucede con nosotros.

Y las últimas cuatro reglas muy importantes:

kshama: la tolerancia hacia aquellos que no piensan como yo;

daya: la misericordia, la bondad;

ardjava: la sencillez, la ausencia de la arrogancia;

hri: la autopercepción humilde, la ausencia del narcisismo y del orgullo por los éxitos alcanzados, así como de la vanidad y presunción por virtudes que en realidad uno no tiene.

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