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Significado de la vida
(conferencia)
El espacio cósmico es realmente multidimensional. Las dimensiones espaciales no son simplemente nociones matemáticas, sino estratos reales que se parecen a los pisos de un edificio y que tienen las siguientes peculiaridades:
1. Es posible entrar en las partes más importantes de este «edificio» sólo a condición de ser un corazón espiritual desarrollado.
2. Cada una de las «salas-pisos» principales de este «edificio» es infinita.
3. Las «salas-pisos» no se distinguen entre sí por su altura, sino por la profundidad de su localización. Es decir, los sutilísimos (según el estado de su energía) se encuentran en la profundidad, mientras que los más groseros, en la periferia de toda esta estructura. La «sala-piso» más profunda es la Morada del Creador.
En la mayoría de los casos, cuando decimos u oímos la palabra Dios, debemos entenderla como la Conciencia Primordial Universal, es decir, el Creador.
Nuestra tarea evolutiva es intentar conocerlo y unirnos con Él en Su Morada habiéndonos desarrollado como conciencias (o almas).
La parte más importante de cada uno, con la que podemos cumplir esto, es el corazón espiritual que debe arder con el amor hacia el Creador, debe ser refinado hasta el nivel Divino de la sutileza y expandido hasta el tamaño Divino.
Además, la mente de tal adepto debe estar lo suficientemente desarrollada como para permitirte evitar las falsas sendas y las ilusiones fatuas por sus logros imaginarios en este Camino.
A Aquel Que, después de alcanzar la Morada del Creador y establecerse allí, se dirige hacia los seres encarnados para ayudarlos, saliendo con una parte de Sí Mismo de la Morada, se Lo conoce como Espíritu Santo (o Brahman).
Y Aquel Que, después de alcanzar la Unión con el Creador, vive en un cuerpo humano se llama Cristo, Mesías o Avatar (estas palabras son sinónimos).
De lo antedicho se desprende que Dios Padre, el Cristo y el Espíritu Santo son, de hecho, consustanciales. De aquí surgió el concepto de la Trinidad, el que posteriormente fue simplificado hasta el nivel de los cuentos populares.
Repito que la palabra Dios designa principalmente al Creador Que existe en Su Morada. De lo antedicho nos debe quedar claro que el Cristo es también Dios, así como Lo es el Espíritu Santo.
La palabra Dios a veces también se usa para denominar todo lo que existe en el universo, incluyendo al Creador, a todos los aspectos de Sus Creaciones y al «material de construcción» para éstas. En tal contexto, este Único Organismo Universal se denomina con la palabra Absoluto (es decir, Dios en el Aspecto del Absoluto).
Dentro de este Superorganismo Universal Multidimensional que es el Absoluto, todo está interrelacionado, controlado y nunca pasa nada «casual».
Él es realmente UNO SOLO y en este aspecto se asemeja al organismo humano, que es también multidimensional. Solamente basándonos en este hecho, podemos comprender la idea bíblica de que el Creador hizo el organismo humano a Su imagen.
¡Esto quiere decir que el organismo humano es similar, por su estructura multidimensional, a Dios en el Aspecto del Absoluto, y no que Dios Padre se parece a un viejito sentado sobre una nube!
Tanto dentro del Organismo Universal del Absoluto como dentro del organismo humano tienen lugar los procesos vitales y la transformación de los componentes internos. Y esto es lo que constituye la Evolución Universal.
Las nuevas pequeñas «islas» materiales en el Océano del Absoluto son creadas para luego poblarlas con las unidades de vida que se encarnan en los cuerpos materiales. Estas unidades, después de desarrollarse, deben unirse con su Creador enriqueciéndolo de esta manera con ellas mismas.
La materia de la comida común y corriente sirve como alimento para estas almas en el proceso de su crecimiento.
Así, algunas almas, después de alcanzar la Perfección durante su vida encarnada, afluyen al Creador. Otras, en cambio, no lo alcanzan y quedan en una u otra etapa de su evolución personal para luego encarnarse nuevamente. También existe un tercer grupo que constituye los «desechos de los procesos vitales» del Organismo del Absoluto y que son arrojados a la «oscuridad exterior», al infierno.
Usando nuestro libre albedrío, es decir, el derecho a escoger la dirección de nuestro movimiento, podemos construir por nosotros mismos nuestros destinos.
Así pues, que cada uno reflexione: ¿adónde quiero ir?
* * *
¡Tantas tonterías cometen las personas para, como ellas creen, el perfeccionamiento espiritual o «para Dios»!
Algunos torturan y matan a otras personas o animales e imponen, con maldad y de manera obtusa, «sus» reglas de conducta a los demás. Otros beben la orina (lo que ahora está de moda en Rusia), y también hay otros que aprenden a tapar las aperturas inferiores del cuerpo para no caer a través de éstas en el infierno (esto es lo que enseñan algunos «maestros» budistas).
¡Además, existen tales ignorantes que en vez de hacer sus propios esfuerzos espirituales abrigan la esperanza de que alguien más ore por ellos y así todo estará bien y el paraíso estará garantizado!
Sólo conociendo lo que Dios verdaderamente necesita y entendiendo Su plan con respecto a nosotros, podemos comprender tanto el carácter absurdo de todo lo mencionado como lo que debemos hacer realmente.
¿Entonces, cómo alcanzar la Perfección? ¿En qué consiste concretamente?
Existen tres componentes principales de la Perfección de Dios: el Amor, la Sabiduría y el Poder.
Ahora examinemos brevemente qué es lo que debemos hacer para avanzar hacia Su Perfección o, por el contrario, hacia el estado de los seres demoníacos.
Para caer en el infierno, si lo deseamos, debemos:
1. Cultivar en uno mismo la irritabilidad y la agresividad en vez del amor y tratar de mancillar a todos y todo alrededor.
¡Que mi egocentrismo triunfe! Y cuando otras personas no lo satisfagan, ¡reaccionaré con una descarga de emociones groseras, con una venganza maligna! ¡Perderé tanto la tranquilidad como el sueño y viviré en un estado de estrés constante! ¡Me enfermaré por eso, y esto me dará otro pretexto más válido aún para odiar a los demás! ¡Pues ellos están divirtiéndose mientras que yo estoy enfermo!
No basta con sólo aprender a odiar a todos alrededor y concentrarse permanentemente en el desprecio y aborrecimiento hacia ellos, sino que también hay que escoger los objetos específicos para estas emociones. Si las personas en mi entorno y hasta los animales empiezan, como respuesta, a comportarse hostilmente hacia mí, ¡esto creará aún mejores condiciones para perfeccionarme en el mal, ya que su hostilidad solamente intensificará mi agresión!
Para seguir desarrollando estas cualidades, es necesario comer más materia cadavérica (los platos de carne y pescado). Entonces las almas de los animales, ofendidas por mí de esta manera, se trasladarán a mi cuerpo y se vengarán de mí por los sufrimientos causados a ellos. Esto provocará las enfermedades crónicas del sistema digestivo y luego las alteraciones psíquicas de tipo esquizofrénico (los estados obsesivos, alucinaciones, delirio de influencia, las «voces» que reprueban e inducen a cometer actos sin sentido).
Aparte de todo esto, se puede usar la sintonización con la música más grosera, con las canciones que llaman a la agresión y que mancillan a todos y todo (será mejor aún si allí se usa un lenguaje obsceno). A propósito, si yo uso el lenguaje obsceno como un medio para mancillar a otras personas e intensificar mis emociones sucias, esto también ayudará a desarrollarme en esta dirección.
De las técnicas esotéricas, me ayudará la concentración en los chakras manipura y ajña.
Todos estos métodos me permitirán alcanzar el estatus de diablo ya durante la vida en mi cuerpo y, después de su muerte, el infierno estará cien por ciento garantizado para mí.
2. La actividad del intelecto en este caso debe estar concentrada en la elaboración de los programas especiales dedicados al autodesarrollo según la dirección escogida. De gran ayuda será estudiar la experiencia de aquellos que ya han obtenido el éxito en su diabolización. Por ejemplo, uno puede sintonizarse e identificarse con algunos políticos fascistas notables o con los magos negros que se ganan la vida trabajando como «sanadores».
3. Para convertirse en un diablo aún más poderoso, uno puede entrenarse en los sitios de poder negativos en los cuales podrá acostumbrarse a diversos estados infernales, tales como las emociones agresivas fuertes, la maldad paralizante, la desesperación total y la tristeza.
A propósito, tales sitios de poder existen cerca de San Petersburgo. ¡Allí unos monstruos en cuerpos humanos «se entrenaban» e incluso hicieron unas bancas especiales y acomodaron lugares para acostarse!
¡Después de aprender a estar en los estados mencionados, podré tener toda la seguridad de que ni siquiera la muerte de mi cuerpo podrá interrumpirlos! ¡Todo esto será mío casi para siempre, hasta la desintegración total del alma en la «oscuridad exterior, donde está el llanto y el crujir de dientes»!
¡Pero mientras la desintegración del alma no haya pasado, tengo tiempo para deleitarme humillando de la manera más sofisticada a los demonios y a otros debiluchos entre los encarnados!
Ahora descansemos un poco de la sintonización con todo este horror y veamos cómo podemos desarrollarnos en la dirección contraria.
¡La mejor manera de avanzar hacia el lado opuesto, es decir, hacia el Creador y no hacia la «oscuridad exterior», es apartarse de la suciedad humana mencionada anteriormente y empezar a sintonizarse con lo puro y con lo verdaderamente bello! Además, hay que hacer esfuerzos para activar al máximo el propio corazón espiritual.
Este corazón comienza su desarrollo desde el centro del tórax y llena gradualmente todo su volumen. Luego este corazón crece cada vez más en el espacio circundante y penetra más profundamente en los estratos sutiles del Absoluto hasta alcanzar la Unión con el Creador.
Sin embargo, ninguna psicotécnica o sintonización podrá ayudar si uno no realiza actos de amor, no controla sus emociones, si se permite salir del estado de amor y no considera al Creador, Quien es el Amado principal y final, como su Meta.
Prestemos atención al hecho de que no es posible conocer y enamorarse del Creador si no sabemos cómo es Él y dónde buscarlo.
Tampoco es posible refrenar las propias emociones negativas sin aprender a controlar los órganos que las producen, lo que se puede hacer a través de las técnicas de la autorregulación psíquica, basada en el trabajo con los chakras y meridianos principales.
Tampoco progresaremos si entendemos «los actos de amor» sólo como el sexo.
La experiencia sexual positiva es muy importante para la autorrealización espiritual. El amor sexual permite enriquecer la esfera emocional con la ternura sexualmente coloreada y después de cumplir esta etapa, podremos aprender el amor y los estados de la conciencia aún más sutiles, los que nos ayudarán a experimentar y unirnos con el Espíritu Santo y con el Creador.
Cabe mencionar que las glándulas mamarias de las mujeres tienen, debido a su localización, una conexión bioenergética directa con el chakra anahata y, por lo tanto, esta zona erógena contribuye directamente a la estimulación y al desarrollo natural del corazón espiritual.
En cambio, los varones no tienen esta posibilidad natural y pueden empezar su Camino espiritual sólo a través de la sintonización con los estados sutilísimos de las mujeres o a través de unas psicotécnicas especiales que desarrollan y refinan la esfera emocional.
Por esta razón, entre otras, más mujeres que varones progresan en la autorrealización espiritual.
Con todo, para que las relaciones sexuales puedan ser llamadas espirituales, deben ser acompañadas con el amor tierno que se entrega al otro, y no con los estados groseros y egoístas. Tampoco tales relaciones deben ser realizadas en forma de sexo grupal.
¡El sexo jamás debe convertirse en un fin en sí mismo y remplazar aquello que es infinitamente más importante: la formación de las relaciones de amor con Dios!
Quiero destacar que, sin lugar a dudas, la facultad para el amor emocional se desarrolla en las condiciones normales no solamente a través de su aspecto sexual. El ocuparse de los otros, el respeto y la consideración hacia aquellos que lo merecen, la facultad de perdonar los errores de los demás, la disposición para ayudar incluso sacrificando los propios intereses y la propia vida, éstos son otros aspectos importantísimos e indispensables del amor que debemos desarrollar.
¡Aparte de esto, es preciso entender que las recomendaciones, divulgadas recientemente por algunos «psicólogos», de amarse a uno mismo son opuestas a la espiritualidad, ya que el amor verdadero es exactamente olvidarse de uno mismo para el bien de los demás! Esto es posible siempre y cuando uno tenga un desapego razonable a los bienes terrenales e incluso a la vida en su propio cuerpo.
Intentemos empezar a amar ayudando hasta a las plantas. Cuando veamos una rama seca colgada en una viva, saquémosla. Alguien dejó sobre la hierba una lámina grande o un pedazo de madera, y las plantas, privadas de luz, están condenadas a morir, salvémoslas. Notamos que alguien ensució un arbolito, habiendo colgado en éste un trapo sucio, una botella o una lata, entonces ayudemos a este ser vivo a limpiarse y a seguir perfeccionándose en su belleza natural.
Por supuesto, con el amor son incompatibles actos tales como el encender una hoguera de tal manera que se haga daño a las plantas vivas (a excepción de los casos de necesidad extrema), el recoger flores para hacer un ramo con éstas, el participar en la matanza de los abetos, pinos u otros árboles para la Navidad o «el Año Nuevo» y cosas por el estilo.
Debemos comprender que tanto en los cuerpos de las plantas como en los de los animales y en los de las personas, tiene lugar el proceso de la evolución de las unidades de la conciencia, el cual no debemos interrumpir a excepción de los casos de extrema necesidad. Tales casos son el uso de las plantas para la comida, para la leña, para la construcción y así sucesivamente.
En cuanto a los animales, tenemos derecho a matarlos sólo para autodefensa o para proteger a los demás.
Recordemos que uno de los preceptos dados por Dios a través de Moisés era «¡No matarás!». El mismo principio fue repetido por Jesús el Cristo, pero todos los movimientos masivos que se llaman cristianos lo ignoraron.
¡Sin embargo, es imposible acercarse al Creador sin asimilar completamente uno de los aspectos del AMOR llamado COMPASIÓN, con la particularidad de que esta compasión debe abarcar a todos los seres vivos, incluso a los no encarnados!
«Dios es Amor», así enseñaba Jesús el Cristo. ¡Por eso si queremos llegar a ser Divinos cumpliendo de esta manera la Voluntad de nuestro Creador, también debemos transformarnos en el Amor impecable!
Si simplemente aprendemos a vivir todo el tiempo en el amor sutil, llegaremos con seguridad al paraíso.
Si —con la ayuda de las técnicas meditativas especiales— conocemos la Unión con el Espíritu Santo y nos acostumbramos a vivir en ésta, entonces nos convertimos en Él y nos quedamos en Él incluso después de la muerte del cuerpo material.
Con todo, nuestra Meta Final es el conocimiento del Creador en Su Morada y la Unión con Él con la conciencia desarrollada.
Recordemos que después de la muerte del cuerpo, nos quedamos por mucho tiempo en aquel estado emocional que era habitual para nosotros durante la vida en la Tierra.
El estado emocional es el estado de la conciencia que se corresponde con las emociones predominantes a las cuales nos hemos acostumbrado durante la vida en la Tierra.
Así, después de la muerte del cuerpo, caeremos en el estrato del espacio multidimensional que nos corresponde según nuestro nivel de sutileza-grosería. Allí nos encontraremos entre seres semejantes a nosotros, es decir, entre los habitantes del infierno o del paraíso, en el Espíritu Santo o en la Morada del Creador.
Y luego ni el hecho de que parientes y amigos tomen bebidas alcohólicas cerca de nuestras tumbas, ni otros rituales u oraciones, sean de quien sean, podrán cambiar nuestra situación.
Entonces, pensemos ¿adónde queremos llegar?
* * *
Dios es cognoscible, aunque la mayoría de los seguidores de los modernos movimientos masivos «cristianos» están convencidos de lo opuesto.
El fundador del cristianismo, Jesús el Cristo, enseñaba sobre la cognoscibilidad de Dios [10,18].
De hecho, Dios se conoce fácilmente en el Aspecto del Espíritu Santo o de Jesús el Cristo, Quien está vivo actualmente, pero Quien no está encarnado. Es mucho más difícil, pero posible, conocerlo en el Aspecto de Dios Padre.
Con todo, para lograrlo, no hay que ser un pseudocristiano que habla y habla sobre el Cristo, pero vive contrariamente a Sus Enseñanzas. ¡Hay que ser un verdadero cristiano, aquel que es de Cristo, es decir, aquel que no vive para uno mismo, sino para Dios, vive en el amor y con el anhelo de servirle a Él, de conocerle a Él y de unirse con Él en el amor!
Y para los «cristianos» que están seguros de que Dios es incognoscible, que se emborrachan, matan, maldicen y odian, Él, de hecho, es incognoscible. ¡Porque estas personas no son cristianos en absoluto!