Ecopsicología/¿Cómo enamorarse de Dios? (conferencia)
¿Cómo enamorarse de Dios?
(conferencia)
Nuestro amor por Dios debe guiarnos no hacia el paraíso, sino hacia las alturas espirituales mucho más altas, es decir, hacia la Unión con el Creador en Su eon superior. Esto es lo que Él espera de nosotros. ¡Esto es lo que constituye Su Evolución, Su Vida! ¡Y si Lo queremos, debemos hacerlo para Él, y no para nosotros mismos!
¡Sería bueno que nos enamoráramos realmente de Él hasta tal grado que Le extrañemos, que no podamos encontrar la paz en la Tierra sin Él!
¡El enamoramiento por Dios debe llegar a ser parecido al enamoramiento apasionado por una persona! Esto implica, entre otras cosas, el anhelo de alcanzar la Unión real con Él, la Unión de las conciencias, similar a aquella que tiene lugar entre las personas que arden de amor una por la otra.
Sin embargo, para enamorarse de Dios de esta manera, debemos saber todo lo posible acerca de Él.
¡Y entonces Dios realmente podrá ser conocido! ¡Y no sólo con la mente!
Él se vuelve audible, visible, palpable, pero sólo para esta persona que se ha acercado a Él según su estado del alma.
Dios es Amor. Y sólo aquel que se ha convertido en el Amor grande, fuerte y sutil puede experimentar a Dios de esta manera. En este caso, la Unión con Él deja de ser una mera teoría y se vuelve una práctica diaria.
Quienes han alcanzado la Unión con el Creador se convierten para siempre en Sus Partes inalienables.
No obstante, Ellos, de ser necesario (por ejemplo, para cumplir Sus Misiones en la Tierra o en otros planetas) pueden separar nuevamente una Parte de Sí, manteniendo al mismo tiempo la Unión con el Creador.
Jesús describió esta situación usando la imagen de una vid (Juan 15): desde el «Suelo» (es decir, desde la Conciencia Universal de Dios Padre) sale el «Tronco», la Conciencia del Maestro Divino, Quien con Sus Brazos-«Ramas» apoya muchas almas encarnadas.
De hecho, es así como los Maestros Divinos se manifiestan ante las personas encarnadas. Al hacerlo, Ellos pueden tener cuerpos materiales (es decir, pueden estar encarnados) o no tener tales.
Cabe aclarar que los Maestros Divinos encarnados trabajan no solamente allí donde están Sus cuerpos materiales, sino que también pueden permanecer y actuar con las Partes de Sí Mismos en cualquier lugar del planeta. Pues Ellos (como Conciencias) son incomparablemente más grandes que nuestra Tierra e instalan en Sus cuerpos sólo una pequeñísima Parte de Sí.
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Voy a formular esto nuevamente para aquellos que todavía no han comprendido bien la diferencia entre los «dioses» paganos y las Manifestaciones individuales de Dios Padre. La confusión con respecto a esta pregunta surgió dado que casi todas las personas religiosas no tienen nociones correctas sobre la multidimensionalidad del espacio.
El criterio aquí es el siguiente: una Parte de Dios Padre es Aquel Que permanece en Unión con Él en el estrato superior, primordial y único para el universo entero.
En cambio, los «dioses» paganos son los personajes fantásticos del folklore nacional o los espíritus reales de uno u otro nivel evolutivo, pero no del más alto.
Dios como el Creador, el Maestro Superior y la Meta de todos nosotros es Uno Solo, aunque está compuesto de muchas Conciencias Perfectas, disueltas Unas en las Otras. Lo que Todas Ellas tienen en común es el hecho de permanecer en la Morada de la Conciencia Sutilísima y de actuar, saliendo de allí, en diferentes «islas» de la Creación.
¿Ahora está claro?
Entonces nos queda sólo penetrar Allí y establecernos Allí en la Unión con el Creador.
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En el comienzo de este Camino, la tarea fundamental de cada practicante es activar y desarrollar las funciones de su corazón espiritual (la energía del chakra anahata o dantian central). Esta estructura energética del organismo es el órgano que produce las emociones de amor.
Muy pocas personas tienen corazones espirituales desarrollados de nacimiento (es decir, desde su encarnación anterior).
Algunas mujeres logran hacerlo sin mayor esfuerzo a través de un matrimonio armonioso, ya que el organismo femenino dispone de hormonas específicas y de muchas zonas erógenas, entre las cuales están las glándulas mamarias que se encuentran conectadas directamente con el anahata. Además, las mujeres tienen la posibilidad de perfeccionar su amor a través de ocuparse de los niños, lo que da a las almas encarnadas en los cuerpos femeninos una gran ventaja ante el sexo «fuerte» (en la grosería y violencia).
Para el resto de las personas, la única posibilidad de transformarse radicalmente en este aspecto, es el uso de las psicotécnicas especiales que fueron elaboradas en las escuelas espirituales del cristianismo, hinduismo, taoísmo, budismo, islam y otras tradiciones religiosas.
Dios es Amor. Él Mismo lo afirma. Y Todos Aquellos Que hayan conocido realmente a Dios también pueden reafirmarlo.
Entonces nosotros, para llegar a ser similares a Él, debemos transformarnos en el Amor en el sentido literal.
Para empezar este proceso, es esencial aprender a permanecer establemente con la concentración de la conciencia en el propio chakra anahata.
Al entrar en el anahata, la conciencia cambia su estado al estado de amor.
Luego —a través de los entrenamientos meditativos especiales— nos expandimos gradualmente en este estado, llegando a ser más grandes que nuestros cuerpos. Después ya podemos abrazar con el corazón espiritual a toda la Tierra y luego a Dios.
Así, paso a paso, nos convertimos en corazones espirituales cósmicos y nos unimos con el Océano Universal del Creador.
Con todo, para realizar en la práctica este esquema tan fácil, debemos hacer muchísimo. El problema en este caso consiste en que el Creador no deja que los indignos se Le acerquen.
Por lo tanto, hablemos ahora sobre cómo debemos desarrollarnos según este esquema paso a paso desde el principio para que los indignos también puedan llegar a ser dignos de la Autorrealización espiritual plena en esta vida terrenal.
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El trabajo espiritual debe comenzarse con el estudio y la aceptación del concepto del Camino. Luego es necesario realizar la autotransformación ética inicial, y sólo después uno comienza el Camino espiritual propiamente dicho.
La palabra espiritualidad se originó de la frase de Jesús el Cristo: «Dios es Espíritu». Es decir, la espiritualidad significa ser semejante a Dios-Espíritu y el Camino espiritual es el Camino de la transformación gradual de uno mismo en Él. Se lo puede hacer principalmente a través de la transformación cualitativa y el crecimiento del corazón espiritual o, más exactamente, el crecimiento de uno mismo como corazón espiritual.
Cómo puede uno convertirse en un corazón espiritual y cómo puede transformarse, ya lo expliqué. Ahora sólo quiero mencionar que el criterio del progreso en esta etapa es la facultad de mirar el mundo circundante desde el propio tórax con los ojos del alma. (¡Lo que estoy diciendo ahora no lo estoy diciendo en sentido figurado, sino en el sentido literal de estas palabras!)
Pues cuando empezamos a experimentarnos como conciencias libres, y no como cuerpos, comenzamos a ver con la vista del alma, la misma que tienen aquellos que ya han dejado sus cuerpos materiales y se han convertido, como suelen decir, en espíritus.
Con esta misma vista, Dios ve todo lo que sucede en Su Creación con cada uno de nosotros.
También podemos decir que el Creador es el Corazón de Dios en el Aspecto del Absoluto.
Por lo tanto, para conocerlo y unirse con Él, uno también debe convertirse en un corazón espiritual perfecto.
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En el Bhagavad-Gita —una de las más grandes fuentes literarias espirituales— surgió un malentendido que luego provocó que quienes trataron de llegar a la Perfección sin amor, no a través del amor, cometieran numerosos errores.
A saber, Krishna, en una de Sus conversaciones con Arjuna, señalando con un gesto hacia su pecho, dijo que aquí, entre estas «cejas», se debería abrir la salida para la Energía Átmica. (Esto era una broma, ya que Él estaba señalando los cabellos en Su pecho masculino.)
Pero, lamentablemente, Su gesto no fue comunicado en el Bhagavad-Gita. Por eso esta broma no fue comprendida por los lectores y más tarde muchas personas empezaron a tratar de «abrir el tercer ojo» —el ojo del alma— no desde el corazón espiritual, sino desde el ajña, uno de los chakras más groseros.
Los resultados siempre fueron iguales: el endurecimiento de la conciencia entera, a veces el estrés y los trastornos de salud. (En algunos casos, como resultado de esta práctica, las personas adquirían la facultad de ver los colores que correspondían a los estados emocionales de otras personas, lo que no tiene ninguna utilidad en el Camino espiritual, pero «refuerza» esta nociva tradición).
En otras palabras, hay que abrir el «tercer ojo» (o trikutta en sanscrito) no en la frente, sino en el centro del pecho.
Si usted no me cree ahora, puede preguntar a Krishna Mismo, como lo hice yo. No obstante, para hacerlo, primero debe acercarse a Su estado y, después de convertirse en un corazón espiritual desarrollado, aprender a verlo como una Conciencia Divina. (En caso contrario, podrá escuchar cualquier cosa de algún demonio que se le presentará como Krishna).